La competencia en la modernidad

Manuel Sañudo


“Si no es capaz de diferenciarse, más vale que tenga un precio bajo”

Anónimo


Mucho se discute  sobre lo  propagada que está la competencia. De un mundo globalizado en el que los contendientes, de lejanos países, realmente pueden desbancar a los nacionales. Si es que éstos no actúan proactivamente antes que ellos.



En el caso de México, lo referido arriba, ha cobrado una apremiante importancia. Al menos para algunos empresarios que ya están haciendo lo que les toca hacer, de cara al alud de productos y empresas extranjeros que están arrasando a los negocios locales.

Enumerar a esos diferentes competidores, y sus países de origen, sería un tanto ocioso. Estoy seguro de que más de una decena de los lectores habrán sufrido – o visto – la desaparición de centenares de negocios como consecuencia de la entrada, al espacio mexicano, de esos forasteros mejor dotados para las batallas comerciales.

Señalo  – una vez más – el ejemplo de los asiáticos.

¿Cómo defenderse? O más bien, ¿cómo prepararse para sortear estos embates competitivos?

Primero que todo, hay que sensibilizarse, bien a bien, de que ahí vienen las “hordas” asiáticas… y también de otros continentes. Porque mientras no se salga de la somnolencia, producto de la inercia de décadas de protección al mercado nacional o de la parálisis de las acciones gubernamentales - en materia de reformas y obras de infraestructura – se seguirá en la ceguera de avestruz de que “aquí no pasa nada”.

Eso de que “aquí no pasa nada”, no nada más es una frase folklórica del lenguaje patrio. Es una triste realidad, pues ciertamente se nos han ido los años y los sexenios, sin que nada pase en lo realmente importante para el desarrollo del país.

Dejo de lado a los honorables legisladores y a los partidos políticos que no ven el país como un conjunto de nacionales, si no que tan sólo miran sus muy particulares intereses individuales o de grupo. Pues este contenido no va con los propósitos de este artículo.

Mejor deliberemos sobre qué hacer, como empresarios, con y a pesar de esos entorpecimientos socio políticos.

Para competir, en la modernidad, es preciso - por lo menos -  tomar en cuenta que:

- El mundo es un todo indivisible  y que en él existe una fiera competición. Ya no existen fronteras infranqueables.

- Y, por lo mismo, los contrincantes están en todos lados del planeta.

- Hay que renovarse incesablemente… o morir. El éxito de hoy, no asegura la supervivencia en el mañana. Debemos sumergirnos en un proceso de mejora continua -  y discontinua, también.

- La dirección y el liderato tienen mucho más valor que anteriormente. En esta época, más que en ningún otro tiempo, es obligado saber descubrir y retener al personal que posea capacidades valiosas.

- La celeridad del cambio es geométrica. El futuro resulta improbable de prever. Consecuentemente hay que crearlo hoy… mañana, y después de mañana.


Y la velocidad de respuesta será la discordante diferencia entre existir o sucumbir.



El autor es Consultor en Dirección de Empresas. Correo: manuelsanudog@hotmail.com  
D. R. © 2006. Rubén Manuel Sañudo Gastélum. Se prohíbe la reproducción del artículo sin el permiso del autor.