Trabajar en lo que amamos

Manuel Sañudo

“Haz lo que te nazca del corazón, lo que verdaderamente te apasione, y lo demás se dará por sí sólo”

Katel


Te puede resultar menos difícil hacer el enunciado de la visión de tu actividad laboral y económica, que la de tu propia persona. Y debe ser más importante lo segundo que lo primero.

Y más aún: muchísima gente no logra que ambos enunciados sean una realidad, habitual y congruente, en el día con día; se pasan toda una vida trabajando y vegetando con una sobrecarga de malestar por realizar una faena que les desagrada.

Al menos así lo dice Peter Senge, quien afirma que “más del 70% de las personas hacen un trabajo que no les gusta”. Aparte de lo que esto te pueda significar en términos de frustración personal - si es que estás en ese 70% de personas -  son de tomarse muy en cuenta sus efectos negativos en la productividad; ya sea en forma de accidentes laborales, elevados índices de rotación, ausentismo, adicciones, stress, conflictos interpersonales, y ¡hasta homicidios en los lugares de trabajo!

¿Cómo puedes descubrir lo que realmente te gusta hacer?,  ¿Aquello que es tu misión vital en este mundo? Te sugiero el siguiente procedimiento:

- Busca tu esencia: dedícate a hurgar en tus recuerdos infantiles y de tu adolescencia - que son los más puros y válidos para este ejercicio - y rescata de tu memoria todas aquellas actividades que te hacían feliz, por descabelladas que hoy te parezcan. Y selecciona las que creas que son las más representativas de tu esencia.

 - Acéptate como eres... y no le des muchas vueltas. Si así naciste, y si así eras feliz, ¡pues eso es lo que te gusta! Únicamente tendrías que evaluar qué tanto talento tienes para ello.

- Ponte en acción: si ya sabes qué es lo que te agrada, y ya lo has asimilado, de inmediato emprende acciones que sean concordantes con tus gustos y tus talentos. Y un paso te llevará al otro, hasta que termines trabajando en lo que amas.
Puede parecer muy sencillo, pero no lo es. Tienes en contra la imperiosa necesidad de ganar dinero. Y las opciones son limitadas, en especial en economías como las de los países en vías de desarrollo.

Incluso, las escuelas y universidades ofrecen educación para puestos de trabajo muy específicos que, en principio, son los que demandan las empresas y para los cuales están unos sueldos esperándolos.

Y escucharás a los padres decir a sus hijos: “Estudia para ingeniero, contador o administrador, pues a ésos se les paga bien”. De tal modo que los jóvenes se enfrentan a una gama muy pobre de actividades lucrativas que les resulten satisfactorias y que, además, sean consistentes con su misión personal.

Así las cosas, el escenario es poco satisfactorio. O trabajas en lo que deja dinero - aunque no te guste  del todo - o corres el riesgo de marginarte económicamente, de apartarte del establishment y de todo lo que esto te significaría.

Trabajar en lo que se ama y ganar buen dinero no es fácil de lograr para la mayoría de las personas… ¡más no imposible!

De por sí descubrir tu propia misión y esencia es una dificultosa tarea, todavía te será más difícil empatar el gusto con el lucro.

Quizá por eso muchos se han dejado arrastrar por el sistema establecido, porque es obligado generar un ingreso que pague la alimentación, las casas, las colegiaturas, los autos y todo tipo de satisfactores personales y familiares.

No se pueden hacer desaparecer y volver a inventar, de un día para otro, los sistemas educativos y productivos que tenemos en nuestra sociedad. Debes de ser consciente de que tu responsabilidad “empieza por tu propia casa”. Me refiero a que te examines si estás haciendo labores que te dejen satisfecho personal y económicamente hablando.

Si no es así, tienes el deber de modificarlo. Pero no caigas en el error, muy común por cierto, de creer que la capacitación es tu única respuesta. Ésta te proporcionará conocimientos, pero no aumentará tu satisfacción por tu trabajo, ni te dotará de los talentos necesarios para una determinada tarea; pues éstos se traen desde la cuna y no te los pueden trasplantar si no los tienes, por más cursos que se te den.

Debes identificar tus propios talentos  - para potenciarlos, ubicándote en el trabajo donde puedas ser más productivo... ¡y también más feliz! ¿Por qué no?


El autor es Consultor en Dirección de Empresas. Correo: manuelsanudog@hotmail.com    D. R. © 2004. Rubén Manuel Sañudo Gastélum. Se prohíbe la reproducción de este artículo sin el permiso de su autor.