Viajeros en el tiempo


Manuel Sañudo

“La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy”
Séneca Anneo

Con insistencia  escuchamos de las bondades de vivir el ahora, pero la mente – que traiciona, junto con el ego – nos trae viajando por el tiempo: del pasado al futuro, con pocas escalas en el presente.

Vivir en la espera, a que regresen los buenos tiempos pasados o que sucedan las cosas que ambicionamos en el futuro (porque, obvio, que no las tenemos ahora), impide que estemos en el tiempo presente. Que es el único que realmente existe.
Aunque sea repetido: el presente es el único instante que tenemos. Y en el que podemos y debemos hacer las cosas; entre ellas, disfrutar del momento. Habrá quienes estén en el sufrimiento y por ello, “justificadamente”, quieran viajar al pasado o al futuro, pues el ahora les disgusta.
Si el ahora no te gusta, la solución no es el viaje al ayer ni al mañana. Para vivir el momento tienes opciones: lo disfrutas, si es el caso, o lo aceptas si es doloroso; y, acto seguido, te pones en acción para cambiarlo.
Lo que dificulta el cambio es el pensamiento de que no se puede. Es la mente traicionera que te dice que es preferible así; aunque estés sufriendo.
La mente te hace creer que el sufrimiento es parte de tu persona. Y, aunque te angusties, es “mejor” así pues es algo conocido; especialmente si se trata de malestares llevaderos: que molestan, pero no matan. A la mente y al ego les gusta lo conocido, a pesar de que no sea lo mejor. La incertidumbre es algo con lo que tu mente no quiere lidiar.
La confusión y desasosiego provienen de creer que tú eres tu mente (o tu cuerpo, tus cosas…) Esto es falso: tú no eres tu mente, ni tus cosas o relaciones. Eres mucho más que eso. Eres más grande que tus “problemas”. Pues estos “problemas” en gran medida son fabricados por tu mente. Eres el producto de lo que pensaste hace meses o años. Cada pensamiento que tengas y cada palabra que digas hoy están creando lo que serás mañana.
Puede ser que pases mucho tiempo viajando al pasado y al futuro. Mejor ocúpate, en el aquí y en tu ahora, a disfrutar lo que tienes. Y si no lo tienes, procura producir pensamientos positivos que te encaminen hacia la mejoría que deseas. Deja de revolverte en el fango de la congoja y cambia de pensar, sentir y actuar. Así, estarás más cerca de conseguir un mejor porvenir: trabajando en el hoy, en vez de buscar lo inexistente en el ayer y en el mañana.
- ¡Ah!, pero cuesta trabajo… - Depende cómo lo mires. Da la misma cantidad de trabajo hacerte feliz que lo contrario. Acepto que a veces estemos, o nos sintamos, como en callejones sin salida: atrapados. Lo cual es relativamente cierto, pero la verdad es que siempre se puede cambiar.
Ojalá que los viajes al pasado fuesen para rememorar lo bueno. Sin embargo, usualmente no es así: viajamos a regodearnos en el “pecado” de lo que hicimos o dejamos de hacer, por lo que la culpa nos aguijonea con su reclamo.
Corremos al futuro – la mayoría de las veces – para vivir en la zozobra del miedo a lo que creemos que va a pasar. Y nos preocupamos. Ten en cuenta que un 90% de lo que tememos que sucederá no ocurre para nada.
Estas huidas al pretérito y al futuro, de nada sirven. Ocúpate, en tu ahora, a disfrutar, trabajar en tu persona y en el cambio a lograr.
No desestimo recurrir al pasado a sacar las experiencias buenas y aplicarlas en el aquí y en el ahora. Tampoco repudio una atinada planeación de lo que queremos que ocurra en el futuro. No obstante, es de resaltar que la planeación se hace en el ahora.

“Hay que vivir en el estado de presencia y no en el viaje por el tiempo”
Katel


El autor es Consultor en Dirección de Empresas. Correo: manuelsanudog@hotmail.com
D. R. © 2010 Rubén Manuel Sañudo Gastélum. Se prohíbe la reproducción, total o parcial, sin el permiso del autor.