Manuel Sañudo
“Si no
chocamos contra la razón nunca llegaremos a nada”
Albert
Einstein
En Occidente
estamos habituados – comenzando con la educación universitaria – a enfocarnos
en el cómo deben lograrse las metas. Esta educación choca radicalmente contra
cierta sabiduría oriental que aconseja dejar el cómo… ¡en manos del universo!
El Dr. Deepak
Chopra así lo dice en su libro titulado: “Cómo crear abundancia”. En él, expone
que “la abundancia es nuestro estado natural y que el universo es un campo
ilimitado de todas las posibilidades”. Somos tanto creadores como parte de la
creación, y que la riqueza es nuestro derecho natural de nacimiento.
Sin embargo,
en las universidades occidentales se le da especial énfasis al cómo alcanzar
las metas. En las palabras de Chopra ese cómo es tarea del universo.
Concretamente dice que el método a seguir, para conseguir una meta, consta de
cuatro pasos:
1. Establecer
una conexión espiritual y mental con “el campo de todas las posibilidades”. Es situarse en la brecha que conecta al ser con la
fuente de todo lo que se puede tener.
2. Establecida la conexión, se debe definir con precisión la meta a alcanzar.
3. Ya definida la meta, lo que procede es el abandono y el desapego por
conseguirla. Es una invitación a despejar de la mente la obsesión por el
resultado.
4. Cubiertos los tres pasos anteriores, se debe dejar que los detalles – del cómo
– los resuelva el universo. Únicamente tenemos que estar alertas a las
oportunidades (de acción) que el cosmos nos acerque para conseguir los
objetivos.
En la óptica
de la formación académica los dos primeros pasos, que Chopra recomienda, son
similares a lo que se instruye en Occidente. El desconcierto brutal es con los
últimos dos pasos del método…
Seguramente
cualquier ejecutivo occidental se preguntaría: ¿Cómo es que tengo que olvidar -
o desapegarme - de estar atento y vigilante del resultado? Y, además, dejarle
mi responsabilidad (y lo aprendido en la escuela) ¿a algo tan etéreo como el
universo? Entonces, ¿para qué estudié? ¿Qué dirá mi jefe cuando le diga que mi
trabajo lo está haciendo “el universo”…? Lo menos que me pasará es un regaño y
el epíteto de loco.
Aunque lo
expuesto se friccione con nuestra cultura occidental propongo matizar lo
explicado por Chopra. Ya que, no nada más es conocedor de la espiritualidad
humana (por su religiosidad hindú), sino un doctor en ciencias de la
salud. Hace más de una década, se convirtió en el pionero de la medicina integral.
Por algo ha
escrito y vendido exitosamente más de 35 libros, colaborado en otros tantos
como editor y prologuista. Sus obras se han publicado en casi todos los
idiomas, y ha impartido conferencias en todo el mundo.
Eso le da un
buen viso de credibilidad para escuchar qué tiene que decir de la amalgama que
ha realizado entre la cultura occidental y la oriental. Entre la espiritualidad
y el raciocinio.
Interpreto
que él no pretende, con esa fervorosa fórmula, que nos dejemos caer en la
desidia, pues al cabo y que la problemática del cómo es asunto del universo.
Chopra va en
el sentido de vaciar la mente de las obsesivas cavilaciones que nos distraen en
viajes estériles al pasado o al futuro. Tratando de ser omnipotentes y
controlar el rumbo de la infinidad de variables que existen en la vida.
Una vez
desocupada la mente, de esos pensamientos insistentes que divagan en cómo
influir sobre los acontecimientos futuros, nos pone en un estado de
tranquilidad mental que acarrea beneficios: menor nivel de stress, mayor salud,
visión para captar las oportunidades que se presentan de hacer o modificar las
metas planteadas, y una mente despejada que trabaja – en el aquí y en el ahora
– para hacer realidad lo anterior.
No es que él
recomiende olvidarnos del rol que debemos jugar en la vida, sino que con ese
método lo podamos hacer mejor, pues estaremos trabajando con la razón y con el
espíritu. En un adecuado balance de los dos hemisferios cerebrales: el
izquierdo, que maneja razones, y el derecho las emociones.
Es de este
modo que puede equilibrarse la mística oriental con la técnica occidental.
Aplicando las destrezas resolutorias del cómo, en el momento en que el universo
(o entorno, si así preferimos llamarle) exteriorice las oportunidades de
solución y de acción. Incluso, sabedores de la volubilidad del medio ambiente,
debemos ser flexibles para modificar las metas iniciales si es lo que procede.
No obstante,
es muy probable que nos cueste trabajo desprendernos de toda una metodología
aprendida – y las usanzas empresariales – diseñada para monitorear y supervisar
cómo obtener el resultado.
Quizás, la forma sencilla de decirlo es con
las palabras de Blaise Pascal: “Muy débil es la razón si no llega a comprender
que hay muchas cosas que la sobrepasan”
El autor es
Consultor en Dirección de Empresas. Correo: manuelsanudog@hotmail.com
Facebook: www.entusiastika.blogspot.com
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