Las mujeres y su trabajo

Manuel Sañudo

“El eterno femenino nos impulsa hacia arriba”
Goethe


El trabajo de las mujeres ha tenido un valor trascendental desde los albores de la humanidad, aunque su contribución a la economía ha variado según la estructura, necesidades, costumbres y  valores sociales.


Prehistoria: las mujeres y los hombres participaban a partes iguales en la caza y en la búsqueda de alimento. Cuando se desarrollaron las sociedades agrícolas, y por lo tanto el surgimiento de los asentamientos humanos, el trabajo de la mujer quedó condenado a las tareas del hogar.

De la antigüedad a la era moderna, se pueden establecer cuatro rasgos más o menos constantes acerca del trabajo remunerado de las mujeres:

- Las mujeres han trabajado por necesidad económica.

- El trabajo remunerado de las mujeres ha sido análogo a sus labores en el hogar.

- Aún trabajando, las mujeres han seguido responsabilizándose de la crianza de los hijos.

- Desde el punto de vista histórico, la retribución percibida por las mujeres ha sido menor a la de los hombres, y han realizado labores que recibían menos reconocimiento material y social.

En las naciones industrializadas se están generando una serie de cambios y una mayor semejanza salarial, así como tareas de superior responsabilidad para las mujeres que se emplean. No obstante, todavía no han alcanzado la igualdad salarial ni los puestos de mayor responsabilidad, en ningún país, salvo casos individuales muy aislados.

La mujer trabajadora en la actualidad. Si bien las mujeres representan más de la tercera parte de la fuerza laboral del planeta, y su trabajo genera más de dos tercios de la riqueza mundial, su paga no va en esa proporción. Y se les sigue limitando a ciertos campos profesionales en los que no se requiere una alta preparación y que suelen ser actividades mal remuneradas.

Sin embargo, según datos de la Organización Internacional del Trabajo, a medida que los países se van industrializando las mujeres mejoran su categoría profesional. Pero la mujer suele dejar su trabajo de forma concluyente cuando tiene hijos, a pesar de que tenga un elevado nivel de estudios y preparación profesional.

En muchos países en vías de desarrollo cada año más mujeres se agregan a las actividades productivas, con el desarrollo de los centros urbanos y el avance de la educación femenil. Aunque ha sido un proceso sumamente largo y difícil para ellas, su incursión en el campo laboral ha ido de menos a más. Tomemos como una muestra el que la revista Forbes da a conocer – cada año - una lista de las cien mujeres más poderosas del mundo. Poder en el sentido de influir en los mercados globales, la cultura y la economía. Entre esas cien se encuentra una mujer mexicana: María Aramburuzabala, Vicepresidenta del Consejo de Administración del Grupo Modelo.

El stress laboral. Ellas no están libres de la nociva influencia de este malestar. Según recuentos clínicos, las mujeres con altos puestos ejecutivos están ahora padeciendo de problemas cardiovasculares, como uno de tantos efectos del stress y que antes eran típicos de los hombres de negocios.

Admitamos que el stress doméstico puede ser mucho más intenso que el laboral. Pues, en su propio hogar, su trabajo no es reconocido, ni remunerado. Y su fastidio empeora cuando también trabajan fuera de casa: después de llegar del otro trabajo tienen que continuar con el de madres y amas de casa.

¿Qué decir de las madres solteras que trabajan por obvia necesidad? ¿Y de las mujeres que lo tienen que hacer porque el marido está desempleado, no gana lo suficiente… o porque es un inútil? En ellas veo la valentía con que afrontan los problemas que algunos hombres suelen evadir.

Las mujeres, en el trabajo y en la vida en general, no son ni superiores ni inferiores que el hombre. Simplemente son diferentes. Son el complemento, son la otra mitad de la humanidad.

Piensan, actúan y trabajan,  pero de otro modo.

Aprendamos a valorar este hecho  y la disposición  de mayor participación de su parte - ya inevitable, por cierto - en lo político, laboral, económico, cultural. O ellas se las ingeniarán para seguir avanzando en esos campos de trabajo, anteriormente exclusivos de los hombres.


La historia demuestra que así lo han venido conquistando: desde Juana de Arco hasta Indira Gandhi… por mencionar dos ejemplos.



Coach y Consultor de Empresas
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D. R. © Rubén Manuel Sañudo Gastélum. Se prohíbe la reproducción sin el permiso del autor.