Manuel Sañudo
“He dicho muchas
veces que la política es la segunda profesión más baja y me he dado cuenta de
que guarda una estrecha similitud con la primera”
Ronald Reagan
Me atrevo a
decir que todos nos quejamos de los políticos y de la “política” que hacen.
Ellos mismos son los que no se quejan… Obvio que no les conviene.
No les conviene
porque la política que hacen – muy lejos de su verdadera esencia – es para su
propio provecho y no para el del pueblo. Así de simple. Tan simple como
ancestral.
La política es
la actividad humana que tiende a gobernar o dirigir la acción del Estado en beneficio de la
sociedad. No obstante, a
partir de su inicio, que los historiadores lo ubican en el período Neolítico (¡hace
9000 años!), empezaron los desvíos de su propósito principal.
Desde que se
empezó a organizar la humanidad jerárquicamente apareció así el poder sobre los
demás. El poder lo ocupaba el más fuerte o sabio del grupo, pero hay constancia
de pueblos que estaban organizados en un sistema que en ocasiones era
absolutista: los brotes de las dictaduras y de abusos despóticos. Todo el poder
era ocupado por una sola persona. Este esquema político no cambió sino hasta la Revolución francesa en
Europa y la constitución de Estados Unidos. Era el inicio de la democracia: “el
poder del pueblo”.
Ese poder del
pueblo, en los hechos, se lo han tomado los políticos - no nada más en México.
Como
ciudadanos, hemos dejado a los políticos y autoridades ejercer el poder y la
toma de decisiones a su forma muy particular de concebir el “trabajo”: para su
propio bien. No para el bienestar de quienes los elegimos; en un sistema
electoral muy cuestionable.
Es difícil, y
no imposible, revertir miles de años del modo de hacer “política”; en provecho
- con honrosas excepciones - de los grupos que se adueñan del poder: políticos
y autoridades, los dueños del dinero, mafias y sindicatos, comunidades
religiosas, medios de comunicación, etc. En los que, de manera tácita, están
contenidos ciertos códigos como la corrupción, relajación de valores, el
engaño, la deshonestidad e impunidad.
Un ejemplo
extraordinario de que sí se puede hacer política, en beneficio de la sociedad,
es el de Sergio Fajardo, ex Alcalde de la ciudad de Medellín, Colombia.
Enseguida
algunos pormenores de su visión y modo de hacer la verdadera política:
- No robar. El
funcionario municipal es – o debería ser considerado así – un servidor del
pueblo y para eso se le paga. No tiene porque malversar el dinero público. Es
más, debe ser enjuiciado y sentenciado por sus desfalcos. “Estamos en la
política por convicción no por cálculo”, dijo Fajardo.
- Evitar gastos
superfluos o banales. Caso concreto: eliminó el certamen de belleza, cuyo
costo anual era de unos $500,000 dólares. Y destinó parte de ellos a un
concurso para encontrar y premiar talentos, de todo tipo y clase social.
- Fomento a la
educación (piedra angular de
su campaña y gestión como Alcalde), principalmente en las zonas de la ciudad
con más problemas y necesidades. Con ello consiguió matar dos pájaros de un
tiro: detener la entrada de personas al narcotráfico y atenuar la violencia.
- Cerrar y abrir
puertas. “Si el narcotráfico es una de las principales causas de la
violencia – razonó Guajardo – debemos cerrar las puertas, brindando educación y
opciones a candidatos al crimen para que no entren a él. Y abrir puertas por
medio de la educación, valores, empleos y vida digna”.
- Colaboradores
limpios, con los que no tenía “compromiso político” alguno. Eso lo dejó
bien claro al iniciar su campaña: “Si una persona nos apoya, no significa que
su familia vaya a trabajar en el Gobierno”… y lo cumplió.
En el Mundo, y
muy acentuado en nuestro país, la política está intoxicada por los compromisos,
corruptelas, alianzas ilícitas, egoísmo, décadas o siglos de desfalcos al
erario e impunidad. Necesitamos desintoxicarla o seguiremos en la misma
situación: luchas de poder por un botín llamado México. Forcejeo que provoca
desigualdades, división de los mexicanos, unos cuantos millonarios sexenales y
un sinnúmero de compatriotas en la pobreza.
“Los políticos
toman las decisiones más importantes en una sociedad y tenemos que ser parte de
ese proceso”
Sergio Fajardo
El autor es Consultor en Dirección de
Empresas. Correo: manuelsanudog@hotmail.com
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