Manuel Sañudo
”Una vez el discípulo consultó a su
maestro sobre cuál es la auténtica esencia de vivir. El maestro, sin pestañear
siquiera, respondió: comer, hablar, caminar... ¡Pero si eso es lo que yo hago a
diario!, dijo sorprendido el aprendiz; el maestro sonrió y dijo: sí,
ciertamente, pero nosotros cuando comemos, comemos;
cuando hablamos, hablamos; cuando caminamos, caminamos; vosotros llegáis a
hacer las tres cosas a la
vez y a menudo sin ser conscientes de ninguna”
La fábula de arriba parece simplista, pero
bien que ejemplifica la causa de los altos niveles de stress y distracción a
los que nos sometemos a diario, por voluntad propia. Si repasamos un día de
nuestra vida, notaremos que constantemente estamos tratando de hacer más de una
cosa a la vez: mientras manejamos, hablamos por el celular al mismo tiempo; nos
vestimos y, mentalmente, organizamos los pendientes del día; desayunamos, y
leemos el periódico. Estamos acostumbrados a hacer más de dos y hasta tres
cosas al mismo tiempo.
Hacemos todo lo posible por ganarle tiempo al tiempo en una
patética carrera, tratando de hacer mil cosas en el mismo momento... ¿para llegar a dónde?
Pocas veces reflexionamos de lo que
hacemos en cada instante. Habitualmente estamos ausentes del único momento que
realmente podemos usar, que es el
presente. Pues, aunque nuestro cuerpo esté aquí y ahora, nuestra mente está transitando al
pasado o visitando el futuro.
Es más eficaz – y saludable - estar en
presente caminando un paso a
la vez. Brindándole todo
nuestro cuidado a lo que estemos haciendo en el instante y a nada más.
Orientemos todos nuestros sentidos a ello y aprendamos a vivir plenamente cada
tarea, para que salga bien; y así conseguir un mejor resultado.
Estar en presente significa prestar toda
nuestra atención a las personas con las que nos relacionamos, especialmente con
nuestros clientes,
colaboradores y la familia.
Salgamos del ayer y regresemos del mañana.
Lo más importante – y real - de nuestra vida está aconteciendo en este día, y
no vale la pena que nos inquietemos por lo que pueda ocurrir después.
Hasta para descansar necesitamos relegar
el quehacer y contentarse con el aquí
y el ahora. Esto ocurre porque tenemos nuestros pensamientos en diversos
asuntos a la vez. Es posible y recomendable eliminar nuestros hábitos negativos
y sustituirlos por otros que sean positivos... ¡y efectivos!
En los caminos hacia la paz, la
prosperidad y el bienestar encontramos que uno de los pasos más importantes
consiste en aprender a vivir
en presente, metiéndonos en una
sola cosa a la vez. Hay que vivir cada minuto como si fuese el único y el
más exclusivo de todos. En últimas, se trata de hacer las cosas con dedicación
y conciencia.
¿Cómo facilitar el vivir en presente?
- Hagamos una relación con todos los
pendientes, ordenándolos por prioridad, y
concentrándonos en cumplir con cada uno de ellos. No demos paso a otro hasta
que hayamos terminado con el anterior.
- No nos sujetemos al pasado: el pasado ya pasó y no se puede hacer nada
al respecto. Dejemos de darle vueltas a todo lo que pudimos hacer y que no
hicimos, y ¡aceptémoslo! Ubiquémonos
en el aquí y ahora y preguntémonos: ¿qué puedo hacer para
resolverlo? Y empecemos a hacerlo. Si
no podemos hacer algo, hay que aceptarlo como aprendizaje, no como un fracaso
estéril.
- No anticiparnos a las consecuencias: evitemos imaginarnos mil escenarios que
pueden sobrevenir, especialmente si son desastrosos. Recordemos que éstos casi
nunca suceden, pues no corresponden a la realidad: están en la imaginación de
cada quien. Dejemos de
suponer todo lo que pueda pasar
y enfoquémonos en consumar nuestro mejor esfuerzo en el momento, para que salga
lo mejor.
- Hagamos una pausa: escapar por un momento de la rutina
cotidiana, consagrándonos por completo al relajamiento, que tiene un efecto
revitalizante y prodigioso: renueva positivamente nuestro estado de ánimo y
aquieta la mente. Además de permitirnos recobrar las energías gastadas.
- Situémonos en el presente: cada vez que nuestras ideas nos desliguen
de lo que estamos haciendo, realicemos un sencillo ejercicio de ubicación
mirando a nuestro alrededor y observando los detalles del lugar donde estamos,
respiremos serenamente y situémonos en el entorno donde realmente estamos. Esto
bajará la tensión acumulada.
Lo anterior no está en contra de la
planeación que debe haber. Sino que se refiere a que, una vez hecha, al
ejecutar lo concebido debemos dedicarnos a hacerlo realidad... en el aquí y en el ahora.
No podemos estar seguros de lo que
ocurrirá mañana; ni siquiera lo que sobrevendrá más tarde. Tomemos lo mejor de
este momento y hagamos nuestro quehacer más agradable y eficaz.
“El pasado es historia, el futuro es un
misterio y este momento es un regalo. Es por eso que a este momento se le llama
‘presente’”
Deepak Chopra
El
autor es Consultor en Dirección de Empresas. Correo: manuelsanudog@hotmail.com
DR. © Derechos reservados. Rubén
Manuel Sañudo Gastélum. Se
prohíbe la reproducción sin el permiso del autor.