La Asertividad

Manuel Sañudo

“No exponer los sentimientos verdaderos a un adulto parece ser instintivo a partir de los siete u ocho años de edad en adelante”
George Orwell


La asertividad es: “El hábito de manifestarse a los demás en forma positiva, con seguridad, fuerza y sencillez”. La meta general de la asertividad es mejorar la autoimagen y aumentar la propia eficiencia en las relaciones personales. Sin embargo, las personas en general se oponen al uso de la asertividad porque la confunden con un comportamiento agresivo, egoísta e insultante.

Es por ello que, en un afán de agradar a los demás–a costillas del sufrimiento propio -, se termina por ceder y someterse a sus ataques o deseos. O, peor aún, por terminar siendo un verdadero personaje agresor. La asertividad se encuentra en un punto medio–civilizado y equitativo para las partes involucradas-entre los extremos de la sumisión y la agresividad.

 Ser asertivo acarrea grandes beneficios, para con uno mismo y para los demás. Tales como que:
• La persona puede vivir en armonía consigo misma y con los demás.
• El individuo se pronuncia sin dominar ni humillar, reconociendo y defendiendo sus derechos, sin sacrificarlos ni desfavorecerlos.
• El personaje se comunica expresando sus creencias y sentimientos de manera clara, sencilla, segura, directa, honesta y apropiada.
• El que es asertivo reconoce y acepta sus limitaciones, sin  perder  por  ello  el  auto respeto.
• También suele mostrarse de acuerdo con las limitaciones de los otros, sin utilizar este conocimiento como una táctica para dominarlos.

Pero hay que ser realistas. La asertividad libera a quien la practica, pero los otros no están acostumbrados a recibir este tipo de información. Más todavía si son del tipo de personas que manipulan a los demás, mediante el hostigamiento emocional… O que simplemente no se dan cuenta de lo que hablan: platican sin pensar en lo que dicen, ni en las repercusiones de sus palabras y acciones. Es por eso que, ante una conducta asertiva, lo más seguro es que se resistan a perder su control emotivo, o que se desconcierten ante quien se conduce de manera asertiva.

Quien quiera ser asertivo – y emanciparse de la dominación anímica – debe ser consciente de que perderá la aceptación de ciertas personas opresoras, pero ganará respeto frente a otras, mejorará en su auto estima, y en su paz interior.


Coach y Consultor de Empresas
D. R. ©  Rubén Manuel Sañudo Gastélum. Se prohíbe la reproducción sin el permiso del autor.