Manuel Sañudo
“Es más fácil desintegrar un átomo que un concepto”
Albert
Einstein
Paradigma quiere decir: “Ejemplo,
muestra o modelo que sirve de norma”. Es una regla aceptada y utilizada por
alguien, y que le sirve como referencia para regular sus decisiones y sus
conductas.
Los
paradigmas no son ni buenos ni malos por sí mismos. Sólo lo son en la medida en
que te lleven a consecuencias desafortunadas. La debilidad de ellos - o su
fortaleza, según se vea - reside en que, una vez establecidos y aceptados por
una sociedad humana, difícilmente se modifican. Aún y cuando la conduzcan al
fracaso o a ninguna parte. Con el experimento, que adelante transcribo, se
ejemplifica, de manera dramática y muy real, cómo nacen los paradigmas, y el
daño que causan si no son aptos para nuestros fines.
“Unos científicos colocaron a cinco
simios en una jaula, en cuyo centro pusieron una escalera, y, sobre ella, un
pila de plátanos. Cuando un simio subía
la escalera para tomar los bananos, los científicos lanzaban un chorro de agua
fría sobre los que quedaban en el suelo. “Después de un tiempo, cuando un simio
iba a subir la escalera, los otros lo agarraban a golpes. Pasado algún tiempo
más, ningún simio subía la escalera, a pesar de la tentación de las frutas.
“Luego, los científicos sustituyeron
uno de los primates. Lo primero que hizo fue subir la escalera, siendo
rápidamente bajado por los otros, quienes le dieron una paliza. Después de
algunas tundas el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera, ni
tampoco supo el porqué de los golpes. “Un segundo simio fue sustituido y
sucedió lo mismo. El primer suplente participó con entusiasmo de la consabida
paliza al novato. “Un tercero fue
cambiado, y se repitió el hecho... ¡lo volvieron a apalear! El cuarto y,
finalmente, el último de los veteranos, fue suplantado.
“Los científicos quedaron con un
conjunto de cinco primates que, aún y cuando jamás recibieron un baño de agua
fría, continuaban golpeando a aquél que intentase llegar a los bananos”.
Si fuese posible preguntar a alguno
de ellos por qué le pegaban al que intentase subir la escalinata, con seguridad
la contestación sería:
-
“No sé, las cosas siempre se han hecho así aquí”.
¿Por qué estamos haciendo las cosas
de una manera, si las podemos hacer de otra mejor?... Porque muy poca gente se
aventura a debatir lo establecido. Prefiere - o lo fuerzan, como en el
experimento - a seguir la corriente de lo aprobado por las mayorías; si bien no
les conduzca al lugar deseado.
Somos entes de costumbres y nos
acobarda el cambio; en especial el de lo aprendido, de lo que ya sabemos. Y
así, el desechar un paradigma y sustituirlo por uno nuevo, se topa con la
intransigencia generalizada de la sociedad o de una empresa, puesto que
quebranta la seguridad que da el seguir las normas, de arriesgarse a probar, de
salirse de lo aceptado por la colectividad. Hasta que algún innovador los
cuestiona y, con suerte, logra
modificarlos. Digo que “con suerte”, pues la historia de la humanidad está
repleta de casos de grandes pensadores que fueron repudiados por debatir el
conocimiento determinado en su época. Citemos el ejemplo del astrónomo italiano
Galileo, quien fue obligado a abjurar y terminó sentenciado a cadena perpetua
por afirmar que la Tierra giraba alrededor del Sol, y no al revés, como era la
creencia - o paradigma - de la
Iglesia Católica.
Sé valiente para enfrentar la renuencia que es de esperarse que se
te presente, pues aún somos semejantes a los simios del experimento. Debes
estar en permanente exploración de cuáles son los paradigmas que bloquean tus
resultados y de dónde proviene su enseñanza, ya que los paradigmas son
aprendidos en la familia, en la escuela, en la empresa, y en el caminar por la
vida.
Las enseñanzas que recibiste, en la
escuela y en la empresa, tienen mucho de discutible, porque están orientadas a
endosarte ideas que, cada vez más rápido, caducan y pierden aplicabilidad. Tener
conocimientos y cultura engrandece tu pensar, pero mucho de ello lo olvidas con
el tiempo, pues lo aprendiste basándote en la memorización, sin razonar acerca de
la validez y aplicación práctica en tu vida y tus quehaceres.
Otro tanto debería de suceder en tu
trabajo para fomentar un sano hábito de innovación; de mejoría de lo existente;
de hallar nuevas maneras de hacer las cosas; de simplificar y descartar los
paradigmas que ya no funcionan.
¿Cuál es, entonces, el paradigma a
seguir? El que mejor te funcione para tus fines, tu felicidad y tu prosperidad.
Eso debes de preguntártelo a ti mismo… ¡Y a nadie más!
Coach y Consultor de Empresas
Correo: manuelsanudog@hotmail.com Sitio: www.manuelsanudocoach.com.mx
Blog: www.entusiastika.blogspot.mx
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D. R.
© Rubén Manuel Sañudo Gastélum. Se prohíbe la reproducción sin el permiso del
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