Manuel Sañudo
“Hasta que no hagas consciente a tu inconsciente, éste va a dirigir tu vida
y lo llamarás destino”
Carl Gustav Jung
Hay personas que caen, una y otra vez,
en los mismos errores y que, si acaso preguntan, o se quejan, de porqué que les
pasa lo que les pasa, pero no es fácil saberlo. Lo que debería ser fácil sería entender
lo que dijo Einstein: “No esperes resultados diferentes si siempre haces lo
mismo”. “Es cosa de tontos esperar algo diferente haciendo lo mismo”, añadió el
genial Albert.
Pero somos seres de costumbres y rutinas,
de arraigados paradigmas, y a todos nos cuesta trabajo cambiar, así que caemos
en el error de hacer lo mismo, quizás con más ímpetu, pero para obtener lo
mismo; pero además nos frustramos, nos enfermamos y no sabemos el porqué. Le
echamos la culpa a todo y a todos, en vez de preguntar a nuestro interior ¿qué
me pasa?, ¿qué debo cambiar? Como no hay respuestas claras, deambulamos
semidormidos arruinándonos la vida con evasiones y adicciones, nomás para irla
pasando.
Lo que nos sucede es una cadena de resultados
de las decisiones, grandes y pequeñas, que vamos tomando en la vida; a veces es
tan aparentemente sencillo como decir sí o no, como dar vuelta a la izquierda
en vez de a la derecha, como entrar o no en una relación de pareja, como
contratarse en un trabajo, empezar un emprendimiento o no hacerlo. Estos
virajes binarios, de sí o no, marcan nuestras vidas. Si nos va bien, qué bueno,
pero sí no – haciendo a un lado el “hubiera” – tendremos que volver a tomar
decisiones, de salir y volver a entrar, de tomar una u otra rama de la bifurcación
en turno que, de no haber aprendido la lección, lo más seguro es que
encontremos “más de lo mismo”. Otra pareja, con diferente rostro, pero mismas
mañas, o diferente socio, trabajo, empleador, pero con los mismos problemas…
“Diferente diablo, pero el mismo infierno”
Entonces ¿por qué nos sigue yendo
mal? Simple, porque seguimos con lo mismo; pero… ¿cómo cambiar?, ¿a poco es tan fácil como
hacer algo diferente? En esencia sí, pero para ello es preciso hacer un alto en
el camino, y hasta ponernos en cuarentena, enfrentar al espejo a decirse a uno
mismo sus verdades, no las excusas, no lo que digan o piensen los demás, sino
la verdad descarnada, aunque duela. De modo que surja un acto de hacer
consciente lo que traemos en el inconsciente - que es el lugar donde residen
nuestros arraigados paradigmas, que son como programas de computadora que nos
llevan a actuar sin pensar, pues ya “están pensados”.
Hacer consciencia es el primer paso
para progresar en el cambio, en la resolución del problema, en una mejora
disruptiva, poniéndonos en el portal del hacer más de lo diferente, y ya no más
de lo mismo. Pero aún así no basta, ahora hay que actuar profundamente en el
surco de la transformación.
Para cambiar podemos hacer un resumen
de lo aprendido; preguntar ¿para qué me pasó esto?, no el “¿por qué?”, ese ya
lo sabemos, y es porque hicimos lo mismo. El “¿para qué?” dará una respuesta de
“para que aprendiese algo”. Algo diferente que me llevará a decisiones y
consecuencias distintas.
No conozco una receta universal para
el cambio, pero tengo claro que lo primero es hacer conciencia de lo
inconsciente, cambiar paradigmas – a sabiendas de que es una tarea ardua, pues
es como tirar por la borda los códigos familiares, sociales, religiosos y
cuanto haya que desechar –, pues de otra forma quedaremos en la mera conciencia
y sin cambio real. Lo que entraña el gran riesgo de regresarnos para donde
estábamos, con las viejas rutinas y pensamientos para sufrir con lo mismo, y
echarle la culpa al destino.
Manuel Sañudo Gastélum
Coach y Consultor
Correo: manuelsanudog@gmail.com
DR © 2018 Rubén
Manuel Sañudo Gastélum. Se prohíbe la reproducción sin el permiso del
autor.