Manuel Sañudo
“Errar es humano, pero aún lo es más culpar a otros de nuestros errores”
Baltasar Gracián
He insistido en que somos muy dados a
culpar a los demás de nuestros yerros, a buscar culpables o pretextos para disimular
nuestros desaciertos, a mirar la paja en el ojo ajeno y olvidar la viga que
está en el propio. Mientras busquemos culpables y pretextos no tendremos
claridad para ver la solución, y fatalmente volveremos a caer en el mismo error.
A manera de ejemplo, que me desconcierta
sobremanera, sabemos que en la aeronáutica frecuentemente se habla mucho del “error
humano” como causa, mayoritaria, por cierto, de muchos accidentes aéreos.
Pero, analicemos el término… Si el
error no es de los humanos, en la aeronáutica o en donde sea - ¿de quién es?
Los técnicos de la aviación dirían que la pieza falló, que cayó una inesperada
tormenta, que el motor se incendió, como si la pieza no hubiese sido construida,
y mal supervisada, por un humano; como si la tormenta hubiese sido impredecible
– y el piloto temerario -, y un peligro que, hace décadas era difícil de
predecir. Y si el motor se incendió ¿no sería la falta de mantenimiento del
técnico humano? ¿O un motor mal diseñado por otro humano? O siendo más
drástico, si el humano no hubiese inventado el aeroplano, no habría accidentes
aeronáuticos, aunque resulte banal decirlo.
Un importante personaje de la
industria de la aviación escribió que “el término ‘error humano’ induce a ocultar
o encubrir el factor fundamental que debió ser analizado oportunamente, por lo
que en el nuevo enfoque de seguridad operacional, los errores humanos son
solamente el punto de partida para encontrar los porqués”
¿A qué viene este ejemplo sobre la aeronáutica?...
Porque, así como se aplica el término de “error humano” en dicho sector, sin
darnos cuenta también lo aplicamos en las demás áreas vitales; se ha difundido
hacia diversas áreas de la vida económica, social o política, en las que se
busca como culpable al factor humano, a una persona o a un grupo, dando margen
para que el responsable sea un objeto, un sistema, un proceso, y hasta factores
externos fuera de control del humano, incluido a Dios. Es cierto que un
individuo no puede controlar todo, y tampoco la colectividad entera, pero aún
así – en el fondo del análisis – siempre habrá la responsiva de una persona, y
no de eventos o cosas inanimados.
Me viene el recuerdo de lo que
escuché de un exitoso empresario, quien solía decir: - “Si hay robos en la
empresa, debo evitar decir que ‘me’ robaron y aceptar que alguien malversó el
dinero porque lo permití, aunque no haya sido consciente de ello, porque lo toleré,
porque no puse los controles adecuados. Una vez hecho este acto de consciencia,
doloroso seguramente, analizaré en dónde está el error, ya sea en la falta de revisiones,
en una ineficaz selección de personal o lo que fuere, y hacer los cambios necesarios.
Si no lo acepto, no lo podré corregir”
Si realmente quieres enmendar tus
descuidos, lo primerísimo que hay que hacer es buscar adentro de ti y
preguntarte ¿en qué me equivoqué?, de otra suerte, repito, caerás de nuevo en
las mismas fallas.
Para facilitar esta autocorrección, te
sugiero que:
- Hagas un autoanálisis, de frente al espejo, y te
cuestiones descarnadamente, aunque duela, hasta que veas en ti, en tu propia cara,
tus errores.
- Pide retroalimentación sobre tus yerros, escucha todo, toma
lo bueno de las opiniones y deshecha las mentiras disfrazadas de halagos. Algunas
personas te mentirán, o te elogiarán, y otras evitarán la confrontación.
- Una vez responsabilizado por tus actos habrá que reconocerlo
ante los demás, y sobre todo hay que rectificar y sancionar al culpable, pues en
estos casos no hay nada más nocivo que la impunidad, que la irresponsabilidad.
“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga
que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te
saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo?
¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar
la paja del ojo de tu hermano”
Lucas 6, 41-42
Manuel Sañudo
Gastélum
Coach y Consultor
Correo:
manuelsanudog@gmail.com
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Manuel Sañudo Gastélum. Se prohíbe la reproducción sin el permiso del autor.