Manuel Sañudo
“El mundo que hemos creado es un proceso de
nuestro pensamiento. No se puede cambiar sin cambiar nuestra forma de pensar”
Albert Einstein
Creemos
que pensamos, pero son nuestros propios pensamientos, aquellos que están en el
pasado y que fueron madurando en rígidos paradigmas, los que nos piensan a
nosotros, de tal forma que van creando nuestra realidad cotidiana. Puede ser
que así nos vaya bien, pero cuando eso no funcione seguramente caeremos en la
turbulencia interior y en el sufrimiento - innecesarios por cierto – que
sigilosamente clamarán por un cambio.
Recordemos que un paradigma es el
resultado de los pensamientos, usos, y costumbres, de creencias establecidas,
de verdades a medias. Un paradigma es ley, hasta que es reemplazado por otro nuevo.
Los paradigmas nos han sido impuestos por nuestros antepasados, y luego hemos
creado otros para sostener a los primeros, y así sucesivamente. El paradigma no
solo nos envuelve, sino que nos controla, nos define, nos delimita todo lo que
percibimos, y creemos que esa es la verdad. El paradigma define lo que es
realidad y descalifica las demás opciones, es un embudo por donde se filtran y
se adjetivan las cosas como verdaderas o falsas, buenas o malas, admisibles o
inaceptables, correctas o incorrectas…
Lo lamentable es que el cambio de
paradigmas se dificulta - aunque nos sigamos dando de topes con la vida -
porque han sido pensados muchas veces, y fueron acomodándose en enormes baúles
repletos de rígidos prejuicios y creencias, que finalmente se convirtieron en
guiones mentales, de profundas raíces, que quedaron fijos como un programa de
computadora. Un programa que repetidamente nos arrastra a la peligrosa
comodidad de anticipar, automáticamente, todas las respuestas a las preguntas
que se nos vayan planteando. Preguntas tan simples que van desde ¿qué vestiré
el día de hoy?, hasta grandes
interrogantes de negocios, de política, de religión, de la sociedad, y de la
vida.
De modo y manera que esos paradigmas
nos toman como rehenes, pues son los que deciden lo que “pensamos” – cuando que
realmente no lo hacemos, sino que repetimos los patrones de pensamiento del
pasado. No pensamos por nosotros mismos lo que hacemos es responder dócilmente,
con un pensamiento preconcebido, sea nuestro o de la colectividad en la que
vivimos.
Frente a un problema cualquiera, en
vez de buscar nuevas formas de pensar y actuar – a pesar de que las del ayer no
han funcionado –, lo que comúnmente hacemos es lanzar las mismas respuestas que
las veces anteriores. Es así, que las acciones, derivadas del pensamiento,
vienen de las experiencias aprendidas; de cómo fue que intentamos resolver
determinada dificultad en el pasado.
Es como si tuviéramos en la mente un
montón de etiquetas prefabricadas, listas para rotular lo que se nos ponga por
enfrente, para acomodar lo que vemos y lo que oímos, en gavetas de pensamiento,
bien ordenadas en el cerebro, en los prejuicios, en el ego.
Repetimos el pensamiento, el paradigma
y la acción de igual forma que la vez primera, y por eso nos sucede lo mismo
una y otra vez. Pero hasta que no pensemos “afuera de la caja”, hasta que no
veamos el problema desde otro ángulo, y por ende, encontremos un nuevo
pensamiento y una nueva solución, seguiremos secuestrados, seguiremos siendo
rehenes del pasado.
Manuel
Sañudo Gastélum
Coach
y Consultor
manuelsanudog@gmail.com
DR
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